Casa-Archivo Manuel Álvarez Bravo

La Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo (Casa MAB) aloja a la Asociación Manuel Álvarez Bravo AC fundada en el 2005 y al Archivo Manuel Álvarez Bravo SC fundado en el 2011. La misión de ambas organizaciones es conservar, investigar y difundir el legado de don Manuel y de Colette Urbajtel, su tercera esposa.
En paralelo a su misión de preservar y dar a conocer el legado de don Manuel, la Casa MAB desea transmitir a sus visitantes una memoria viva de la atmósfera, los objetos y el mobiliario del que fue hogar y estudio del fotógrafo en los últimos cuarenta años de su vida, acompañado de Colette Urbajtel y de sus dos últimas hijas.
El inmueble fue proyectado y construido por el arquitecto José de la Vega en 1955 a petición del artista como casa habitación y estudio personal. Del 2021 al 2023 la vivienda fue intervenida por la arquitecta Brígida Recamier Díaz de León, para ser convertida en la Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo.
Exposiciones
"Visiones de México y Holanda. Manuel Álvarez Bravo | Bob Schalkwijk."
La Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo se honra en recibir la obra de Bob Schalkwijk, fotógrafo neerlandés que ha hecho de México su hogar desde finales de los años cincuenta. Su primer viaje a Ajijic, Jalisco, en 1958, marcó el inicio de un profundo vínculo con nuestro país, que se consolidó con su posterior asentamiento en la Ciudad de México.
Casi en paralelo, en septiembre de 1959, Manuel Álvarez Bravo realizó su primer viaje a Holanda, acompañado por Leopoldo Méndez y Rafael Carrillo. Su misión era supervisar la edición e impresión del libro Pintura Mural de la Revolución Mexicana, editado por el Fondo Editorial de la Plástica Mexicana. Aunque breve, su estancia en la ciudad de Haarlem dejó una huella significativa en su obra, evidenciando el asombro y la curiosidad por un entorno ajeno, pero que en su singularidad mantenía resonancias sutiles con México.
En 1971, Schalkwijk fue invitado por Mariana Yampolsky a colaborar con ocho fotografías en la edición del libro Lo efímero y eterno del arte popular mexicano, también del FEPM. La dirección fotográfica del proyecto estuvo a cargo de Álvarez Bravo, lo que propició un diálogo visual entre ambos fotógrafos. A lo largo de los años, Schalkwijk ha documentado incansablemente los paisajes, rostros y tradiciones de México, construyendo una obra que no solo amplía la comprensión de nuestras culturas, sino que también revaloriza el papel de la mirada externa: una mirada que, al acercarse al otro, termina por integrarse en él.
Al igual que Álvarez Bravo, Schalkwijk ha sido testigo de las múltiples transformaciones del país. Su archivo fotográfico es un testimonio invaluable de la riqueza cultural de México y sus pueblos. Ambos fotógrafos comparten una sensibilidad profunda por el registro de las tradiciones populares, abordando su trabajo desde una perspectiva humanista.
Visiones de México y Holanda celebra el encuentro de dos países a través de las lentes de ambos creadores, cuyas obras han contribuido a estrechar los lazos entre sus respectivas culturas, explorando las identidades que las definen.
Esta exposición es también una fiesta. Como archivo activo, nos alegra propiciar este diálogo entre dos relevantes trayectorias y rendir homenaje a la carrera de Bob Schalkwijk, un neerlandés que, a través de su cámara, ha manifestado una constante admiración por nuestra tierra. Deseamos que esta muestra fortalezca el puente cultural tendido por ambos fotógrafos entre México y los Países Bajos.
Torito para celebrar el día de la Virgen de Guadalupe
Bob Schalkwijk Barrio de La Concepción, Coyoacán, Ciudad de México Diciembre 12 de 1953 Plata/gelatina
Fiesta patronal de San Martín Caballero
Bob Schalkwijk San Martín, Huixquilucan de Degollado, Estado de México Enero de 1961 Plata/gelatina
sin título
Bob Schalkwijk Camino Real de Tierra Adentro Nombre de Dios, Durango Septiembre de 1972 Plata/gelatina
Caminantes en el barrio de la Concepción
Bob Schalkwijk Coyoacán, Ciudad de México Mayo de 1963 Plata/gelatina
Avenida Insurgentes Norte y Circuito Interior
Bob Schalkwijk Ciudad de México Abril de 1964 Plata/gelatina
Joven tzotzil peinando su cabello
Bob Schalkwijk San Juan Chamula, Chiapas Abril 16 de 1960 Plata/gelatina
"Conócete a ti mismo o el hallazgo en lo cotidiano. Manuel Álvarez Bravbo | Javier Silva."
Goran Petrović en su libro “La mano de la buena fortuna”, advierte que: Hay cosas que jamás pueden ser localizadas si se quedan siempre en el mismo lugar. De la misma forma, un archivo debe tener movimiento, una salida que dé cuenta de los materiales que ahí se resguardan a fin de no perderlos en el cajón de su clasificación bien intencionada. Uno de los ejes de la Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo es el dar visibilidad a materiales poco conocidos, olvidados e inéditos del fotógrafo mexicano, además de exponer e impulsar a jóvenes fotógrafos que reflexionen acerca de la influencia y el impacto que ha tenido en ellos el fotógrafo centenario.
A Javier Silva lo envuelve la imperiosa necesidad de registrar su cotidianidad para descubrir en ella lo insólito, encuentra en lugares casuales a los testigos que hablan de su paso por el mundo y de las implicaciones de conocerse a sí mismo mediante las imágenes que captura. En su obra se refleja la pulsión anecdótica, una suerte de apremio ante la memoria y su resguardo mientras es custodiada por el presente.
La fotografía de Javier Silva es un constante ejercicio de introspección en el que durante los últimos años ha discurrido en torno a la penumbra, a la importancia de tener un archivo personal y a la belleza que se puede encontrar en la cotidianidad, es también el instrumento que ha elegido para traducir su tren de pensamiento y para vencer el miedo de ser devorado por la oscuridad acumulada detrás de los recuerdos.
Manuel Álvarez Bravo va trás el hallazgo, aquello que signifique y de forma a todos los impulsos creativos que se desprenden de sus inagotables fuentes de inspiración. Esta persecución se convirtió en una documentación perpetua de la vida cotidiana a través de los años.
La catalogación y estudio de su archivo ha permitido encontrar obras que vislumbran el profundo conocimiento de su entorno, la conexión con los objetos y los lugares que estos habitaban, la comprensión de los estados de la luz y la singularidad con la transformaba la cotidianidad en un momento único, exclusivo de su mirada.
Las coincidencias halladas entre Álvarez Bravo y Silva Pérez no son sino referencias adquiridas dentro de una cultura visual que nos reafirma que la obra de MAB está inserta en la memoria colectiva de un sinfín de generaciones de artistas fotógrafos que encuentran en su obra un refugio para sus indagaciones personales.
El conjunto de imágenes que componen esta muestra son indicios de un afán por perpetuar la belleza del hallazgo, de darle espacio a lo cotidiano para permitirle la entrada a lo inusual.
Vista de sala “Conócete a ti mismo o el hallazgo en lo cotidiano. Manuel Álvarez Bravo | Javier Silva Pérez.”
Vista de sala “Conócete a ti mismo o el hallazgo en lo cotidiano. Manuel Álvarez Bravo | Javier Silva Pérez.”
Vista de sala “Conócete a ti mismo o el hallazgo en lo cotidiano. Manuel Álvarez Bravo | Javier Silva Pérez.”
Vista de sala “Conócete a ti mismo o el hallazgo en lo cotidiano. Manuel Álvarez Bravo | Javier Silva Pérez.”
Mariana disfrutando en la sala de nuestro departamento en la Escandón
Javier Silva Pérez 2016 Polaroid
Lucrecia
Manuel Álvarez Bravo Ciudad de México 1942 – 1946 Plata / gelatina 11 x 14” Impresión contemporánea
Estudio de árbol
Manuel Álvarez Bravo Ciudad de México 1930 Plata / gelatina 8×10” Impresión contemporánea
Ensayo para la cámara bien afocada
Manuel Álvarez Bravo Ciudad de México 1943 Plata / gelatina 11×14” Impresión moderna
Manuel Álvarez Bravo. Un clásico en la urbe
El tedio nos acechaba. Pero sabíamos que el tedio se cura con la más perfecta droga: la curiosidad.
Xavier Villaurrutia, Un joven de la ciudad, 1930.
Cuando don Manuel guardaba sus impresiones seguía una sencilla división temática: ciudad con gente, ciudad sin gente, campo con gente, campo sin gente. No formaban parte de su clasificación los temas usuales heredados de la pintura: retrato, paisaje, naturaleza muerta, abstracción… ni siquiera desnudos. Excepto para alguna que otra caja destinada a un trabajo en específico como un libro.
Acaso esta clasificación se deba a su propia manera de caracterizar o describir el mundo que lo rodeó desde niño como nativo del corazón de la Ciudad de México que luego de un trayecto por abundantes campos, acudía al internado de hermanos maristas localizado en el lejano pueblo de Tlalpan.
Álvarez Bravo exploró la Ciudad de México con curiosidad y afecto. Observó y registró la modernidad en sus calles capturando su movimiento y su esencia.
De 1943 a 1959 trabajó en la industria cinematográfica como stillman y cinefotógrafo. Aquella etapa influyó en su obra posterior en la que realizó un significativo número de series, de las cuales mostramos aquí algunos ejemplos sobresalientes de los años setenta del siglo pasado. En ellas se refleja una narrativa influenciada por su experiencia en el cine. Utilizando un lenguaje cinematográfico, Álvarez Bravo creó series fotográficas que juegan con la idea del montaje visual, insinuando historias con un antes, un durante y un después.
Series como El trapo blanco y El perro negro muestran su capacidad para detener el tiempo, esperando que algo ocurra en el encuadre, mientras que Caminata múltiple explora el ritmo cinemático del movimiento en la ciudad. Aquí celebramos con una selección la notable serie de El aspecto exterior en que las fotografías de Álvarez Bravo semejan pequeños cuadros abstractos en blanco y negro y revelan una curiosa y nada casual coincidencia con el auge del movimiento de La Ruptura.
El interés de don Manuel por el cine perduró siempre y con él abordó preocupaciones técnicas y estéticas distintas, pero no distantes, de su obra fotográfica. Su incursión en la industria cinematográfica sumó a su fotografía una vertiente más contemporánea y aportó una narrativa visual única a su obra.
En el marco de Red de la Imagen, Septiembre del 2024 – enero del 2025.
Segunda luz. Manuel Álvarez Bravo | Manolo Márquez
Hablar de fotografía en estas épocas no ha cambiado mucho a pesar de que la tecnología ha logrado avances impresionantes con respecto al mundo digital. Lo que sí ha cambiado es el proceso de producir imágenes. Lo que celebramos ahora es la unión de dos grandes polos de la fotografía mexicana. La fotografía es un oficio que involucra la utilización de una cámara analógica durante recorridos románticos por la calle, para después entrar al laboratorio e imprimir los fantasmas que se cruzaron en el camino. Mi insistencia en la cámara analógica es porque el proceso analógico divide a la fotografía como idea de la fotografía como objeto, propenso a impregnarse de animalidad, pelos, rayones, polvo. Si bien nos va, podemos presenciar su degradación y apreciar la belleza del paso del tiempo, ese universo imperfecto, el polvo de este planeta.
A principios del año 2000 Manolo y yo éramos alumnos de artes plásticas en la Universidad Veracruzana. Recuerdo que ya comenzábamos a tener disertaciones estéticas acerca de la fotografía, dado que Manolo estudiaba la carrera de fotografía y yo, a pesar de que estaba en la carrera de gráfica, tomé durante los cinco años de carrera la materia de fotografía. Un punto en común entre nosotros era cuestionarnos posibilidades de la fotografía que fueran más allá de un uso documental del medio. Recuerdo también que ya desde esa época la investigación de Manolo estaba más cercana a la física que al retrato común que producían algunos de nuestros coetáneos. Era una época donde te enseñaban a presuntamente romper con lo tradicional, donde lo contemporáneo empezó a funcionar como receptáculo de producciones sin suerte, que desaparecieron al paso del tiempo, ya que carecían de raíces largas. Nosotros creíamos en esa idea de la contemporaneidad, pero nunca perdimos la conexión con la tradición y el oficio, y es por eso que estamos en este lugar, veinte años después, navegando contra la marea de las tendencias. Ahora hemos encontrado nuevos amigos con los que tenemos puntos de vista convergentes y forjamos alianzas en el espacio y el tiempo.
Una tarde noche bajo una pintura de Daniel Lezama en la pulquería de los insurgentes, Claudia Perulles me propuso revisar el acervo a color del maestro Manuel Álvarez Bravo, la idea me sorprendió ya que yo tenía una gran distancia con la obra del maestro pero me pareció interesante el ejercicio de romper con esas lagunas y aventurarme en algo nuevo, mirar como lo tradicional se vuelve contemporáneo, y lo atemporal queda por encima de cualquier etiqueta. La tarea encomendada por Perulles era hacer una revisión del archivo de color de Álvarez Bravo, en el cual descubrí un Álvarez Bravo muy cercano a la investigación de Manolo, a pesar de las décadas de distancia entre sus respectivos ejercicios. Colores barridos, objetos encontrados, performances objetuales, sitios vacíos, fantasmas que dejan su rastro. Este ejercicio de revisar al maestro Álvarez Bravo me hizo reflexionar que nunca es tarde para iniciar un nuevo camino con nuevas amistades donde el trabajo es lo más valorado. Dice Gilles Deleuze una cosa muy hermosa, que para que una idea sea nueva el chiste es juntar dos cosas que nunca hayan estado juntas y creo que este es el caso, el cómo a partir del color en la fotografía juntamos a estos dos grandes vagabundos, a estos fantasmas que nos muestran un mundo desolado sostenido por la belleza del color.
Nicolás Guzmán
CDMX, febrero 2024
Óxido en el casco de un barco
Manuel Álvarez Bravo, IJmuiden, Países Bajos, 1960. Impresión cromogénica analógica.
Cañas con las que arman redes para atrapar mosquitos del lago que comen los tzentzontles
Manuel Álvarez Bravo, Texcoco, Estado de México, 1963. Impresión cromogénica analógica.
S/T
Manolo Márquez, Artículo 123 frente al hotel Fleming. 2018. Impresión cromogénica analógica. Edición 1 de 7.
S/T
Manolo Márquez, Tintorería en Luis Moya, 3 de febrero del 2016. Impresión cromogénica analógica. Edición 1 de 7.
S/T
Manolo Márquez, (Homenaje a Felix González Torres). 2012. Impresión cromogénica analógica. Edición 1 de 7.
INFORMACIÓN
Martes, sábados y domingos de 11 a 17 hrs.
VISITAS
Recorrido libre
General: $200
Estudiantes y adultos mayores (con credencial): $100
Recorrido guiado
General: $350
Estudiantes y adultos mayores (con credencial): $250
Inglés o francés: $500
visitas@manuelalvarezbravo.org
WhatsApp: 5568800949
Espíritu Santo 83, Colonia Cuadrante de San Francisco, Alcaldía Coyoacán,
CP. 04320. Ciudad de México, México.
No contamos con estacionamiento
Tienda “La Coronela”
Abierta al público martes, sábados y domingos de 11:00 a 17:00.
